sábado, 4 de mayo de 2013

Sarita, la divina

Sarita camina con confianza entre la gente paseando el bamboleo sensual de sus dos tetas descubiertas y el movimiento inefable de caderas que le sale sin afectación cuando calza esos tacones altos circula entre la gente del local mirando a unos guiñando a otras y seduciendo a todos con su sonrisa amable y sincera hola encanto luego cuando este te saque la polla me la dejas para que la chupe un rato vale si claro no faltaría más pero dame un beso que estás preciosa y ella da el beso pausado y a lengua suave se deja mamar un poco un pezón y sigue su camino de diosa del club dos chicas se magrean la boca con desesperación y ella las mira un poco sorprendida qué pasión yo quiero un poco chicas denme su boca a mí también y las chicas le abren hueco y desprecian a los hombres durante un rato en ese morreo trifásico y húmedo al que pronto siguen manos que se extienden por todos los sexos cercanos cuando se quiere dar cuenta Sarita lame con deleite el culo de una de ellas mientras la otra recibe en el coño las caricias expertas de la primera y todas sonríen y se divierten con las ondas positivas que emana Sarita chicas son ustedes muy ricas pero las dejo un rato con sus hombres qué polla tiene ese qué buena pinta luego me la prestan que tengo el coño algo vacío claro Sarita claro cuando quieras vuelve después y Sarita se despide hasta luego y fija su vista en las pollas que cuelgan anhelantes en el pasillo francés y se acerca a una pequeñita y amorosa y la mama con esmero un rato y la ordeña cariñosa mientras siente en la boca los estertores brutales del desconocido que se vacía sin remedio se limpia la leche que empieza a licuarse en sus comisuras se despide del hombre exhausto con una sonrisa y se tumba junto a una pareja cuya chica se inclina de inmediato sobre los labios de su flor para besarlos y lamerlos con la calidez y la calma de un gato atusándose la piel qué bien me comes mi amor qué bien me comes no pares claro que no Sarita me encanta el sabor de tu vientre cielo ven tú también a probar a esta mujer qué divina qué rica uy con mucho gusto será un placer y los dos lamen por turnos a una Sarita que se deja hacer sin prisa aceptando con el cuerpo lánguido las caricias mientras se pellizca con amor los pezones para no rematar la sensación a unos metros un hombre alto y moreno sentado en un banco la mira con los ojos abiertos como platos y el rostro encendido sin perderse detalle sigan sigan queridos que tengo a este galán que me llama y sin dudarlo se le acerca con paso decidido cariño soy Sarita no te he visto nunca tú eres nuevo ven que te enseño todo le agarra con confianza el paquete que le abulta impaciente en la entrepierna uy mi amor cómo estás te gustaba lo que veías si Sarita me gustaba mucho pero sigue por mí no te cortes que te veo cómo disfrutas y me gusta ahora prefiero esta pitón cariño y Sarita se echa a andar llevándolo agarrado de la entrepierna y lo sienta en un diván ven dame esa golosina y engulle despacio y con arte la verga enhiesta que ha liberado de su opresión textil la llena de humedad la envuelve la lame la succiona la degusta con glotonería bonito juguete tienes mi amor quiero sentirlo dentro ven aquí y lo desnuda del todo con parsimonia y se hinca la polla entera del hombre de un solo golpe en su culo hambriento ay Sarita soy todo tuyo sí dulce eres mío me gusta no te muevas quiero sentirla bien dentro ya me muevo yo y comienza una danza lenta apenas perceptible para la media docena de espectadores que se han reunido a su alrededor y los observan absortos vengan no sean tímidos y Sarita acerca su boca al sexo de uno de los mirones mientras juguetea con pericia en el coño de la pareja sin dejar su movimiento sensual el hombre que la encula está a punto de explotar y ella acelera el ritmo para exprimirle hasta la última gota mientras la pareja de mirones se sacude al unísono en espasmos de gozo bajo las sabias caricias de Sarita gracias queridos me encantó todo y Sarita se levanta impasible se limpia el semen que se desliza por sus muslos dice adiós y sigue en su camino interminable por los vericuetos del club bamboleando esas tetas ostentosas ajena a todos esos ojos que persiguen su figura espléndida qué mujer es una diosa dice una chica con envidia sí es una diosa le responde otro con nostalgia pero una diosa de las de verdad.

Nota del autor: Este relato fue escrito a cuatro manos con mi amiga alias45.

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